En Suiza, en Londres, en París, camisetas de fútbol baratas por todas partes había sastres alemanes. En la asociación obrera se congregaban, además de los alemanes y los suizos, todas aquellas nacionalidades a quienes el idioma alemán sirve preferentemente para entenderse con los extranjeros; es decir, principalmente, escandinavos, holandeses, húngaros, checos, sudeslavos y también rusos y alsacianos. Viviendo en Manchester, me había dado yo de narices con el hecho de que los fenómenos económicos, a los que hasta allí los historiadores no habían dado ninguna importancia, o sólo una importancia muy secundaria, son, por lo menos en el mundo moderno, una fuerza histórica decisiva; vi que esos fenómenos son la base sobre la que nacen los antagonismos de clase actuales y que estos antagonismos de clase, en los países en que se hallan plenamente desarrollados gracias a la gran industria, y por tanto, principalmente, en Inglaterra, constituyen a su vez la base para la formación de los partidos políticos, para las luchas de los partidos y, por consiguiente, para toda la historia política. «La finalidad de la Liga es el derrocamiento de la burguesía, la dominación del proletariado, la supresión de la vieja sociedad burguesa, basada en los antagonismos de clase, y la creación de una nueva sociedad, sin clases y sin propiedad privada».
En París, el alemán se había impuesto hasta tal punto como idioma de esta rama industrial, que en 1846 conocí allí a un sastre noruego que había venido a Francia en viaje directo, por mar, desde Trondhjem, y que al cabo de 18 meses apenas sabía una palabra de francés, pero en cambio había aprendido magníficamente el alemán. Pero, como París era el campo de batalla decisivo, por aquel entonces la Liga no era, de hecho, más que una rama alemana de las sociedades secretas francesas, y principalmente de la «Société des Saisons», dirigida por Blanqui y Barbés, con la que estaba en íntima relación. «¿Dónde podía ella (la burguesía alemana), incluyendo a sus filósofos y escribas, presentar una obra relativa a la emancipación -política- de la burguesía, como las «Garantías de la Armonía y la Libertad» de Weitling? Schapper apuntalaron eficazmente, con sus espaldas, la puerta de una sala contra centenares de asaltantes!
En cuanto a la organización, ésta era absolutamente democrática, con comités elegidos y revocables en todo momento, con lo cual se cerraba la puerta a todas las veleidades conspirativas que exigen siempre un régimen de dictadura, y la Liga se convertía -por lo menos para los tiempos normales de paz- en una sociedad exclusivamente de propaganda. Que si queríamos ingresar, se nos daría la ocasión, en un congreso de la Liga, para desarrollar nuestro comunismo crítico en un manifiesto, que luego se publicaría como manifiesto de la Liga; y que nosotros podríamos contribuir también a sustituir la organización anticuada de la Liga por otra nueva, más adecuada a los tiempos y a los fines perseguidos. El segundo Congreso se celebró a fines de noviembre y comienzos de diciembre del mismo año. Fueron asentándose poco a poco hasta que ya en el año 1940 el fútbol, al igual que el resto de la sociedad, sufrió lo que fue denominado como una «españolización». Esto afectó a varios clubes que tenían ya cubiertos los cuatro puestos permitidos hasta entonces.
Las canteras son marca colectiva de los clubes de LALIGA: la calidad y prestigio de las escuelas de fútbol base de los clubes las convierte en referentes a nivel internacional en el trabajo de cantera y el desarrollo de jóvenes jugadores y jugadoras. Los tintes políticos del régimen en el fútbol concedieron cierta libertad a algunos clubes buscando un mayor reconocimiento internacional con el paso de los años. Y si se seguía interpretando cada acontecimiento como un signo de la tormenta que se avecinaba y se mantenían vigentes los antiguos estatutos semiconspirativos, había que achacarlo más bien a la tozudez de los viejos revolucionarios, que comenzaba ya a chocar con la razón serena, a medida que ésta iba abriéndose paso. Esta Asociación servía a la Liga como zona de reclutamiento de nuevos miembros, y puesto que los comunistas eran, como siempre, los más activos y más inteligentes de la Asociación, fácilmente se comprende que la dirección de ésta se encontrase totalmente en manos de la Liga. Reportes indican que los elementos castrenses arribaban a los lugares donde fueron localizadas las víctimas sólo para hacer presencia y resguardar la zona. Pero no sólo manteníamos asidua correspondencia con los londinenses, sino que estábamos en contacto todavía más estrecho con el doctor Ewerbeck, dirigente por aquella época de las comunas de París.
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